El Marketing Emocional no es ni más ni menos que apelar a las emociones del receptor del mensaje para conseguir vender o posicionar un producto.
Ésta es, en estos momentos, la estrategia principal a desarrollar cuando una marca quiere vender. En lugar de cantar los beneficios del producto o sus ventajas, se apela a los sentimientos del consumidor, a sus recuerdos, es una estrategia que tiene mucho que ver con esa moda vintage que se ha instalado en nuestras vidas como si se tratase de instalarnos permanentemente en la nostalgia.
Esta técnica de venta está a la orden del día. Recientemente el anuncio de El Corte Inglés para celebrar sus 75 años creada por Sra. Rushmore apela a eso, a las emociones de nuestra vida que han estado ligadas a estos grandes almacenes: aquellos primeros zapatos de tacón, el vestido de comunión o cuando lograste comprarte aquel artículo tan preciado. Con eso ha conseguido tocar el corazón de millones de personas porque quién más quién menos ha comprado algún regalo especial o aquel vestido para una cita importante.
En la organización de eventos también el márketing emocional es una técnica a aplicar: vestir un producto de una manera determinada hace que a nuestros ojos, eso sea distinto; nuestra apreciación cambia dependiendo de cómo lo mostremos.
Internacional de Congresos lo ha hecho recientemente en la organización de la I Muestra Gastronómica de la Provincia de Toledo, donde se presentaban productos artesanos gourmet de Toledo. Para exponer los ricos quesos, las mermeladas caseras, las rosquillas fritas o los panes de leña, no elegimos stand al uso sino que nos decantamos por unos carros de grandes ruedas. Así recordábamos aquellos carros ambulantes de las ferias de hace muchos años donde te vendías las almendras garrapiñadas o los que iban por los pueblos vendiendo el arrope o las mieles recién recolectadas.
Apelar a los recuerdos hace también que lo que presentas tenga un significado evocador y eso, al final, hace que hasta nos sepa mejor.